Junio es el mes del Orgullo LGTBIQ+, una fecha que nos recuerda todo lo que algunas personas valientes han hecho y todo lo que está por hacer
La industria de la moda, así como las industrias del arte, de la fotografía, del teatro, la literatura, la música, la danza y el cine, entre otras, han sido campos donde su máxima expresión y grandeza ha llegado de manos de personas queer que, durante la Historia, gozaban de admiración pero no respeto por su sexualidad. ¿Qué sería de la música House sin el movimiento LGTBIQ+? ¿Qué sería, incluso, del heavy metal sin Judas Priest, cuyo frontman salió del armario mucho más tarde de lo deseado debido a la presión social del género?¿Qué sería de la literatura sin todas esas escritoras que tenían “grandes amistades” femeninas a las que profesaban ardiente devoción? ¿Qué sería de la poesía y la dramaturgia sin Lorca? Junio es un mes de celebración y visibilización, sí, pero no podemos olvidar que es un mes de lucha y reivindicación; porque el primer acto contestatario ante la hegemonía cis-hetero fue un ladrillazo en Stonewall contra la autoridad, jamás lo olvidemos. Como cuenta Ruby Carrillo, modelo trans gallega, esto no va sobre aceptación y tolerancia, va sobre respeto y derechos humanos: “Pienso mucho en el discurso de Dominique Jackson en la Annual HRC National Dinner de 2019. En un momento dijo “you do not have the power to accept me or tolerate me, I take that from you. You will respect me”.

El futuro incierto
Aún hay 64 países miembros de la ONU que criminalizan el sexo entre personas del mismo género. En otros 6 países se pena con la muerte. España se encuentra en el cuarto puesto de países europeos donde más se respetan los derechos LGTBIQ+ (siendo este ranking ya solo una aberración), pero hay muchas personas que aún sufren discriminación, malas miradas e incluso palizas en el metro, como pasó no hace mucho en Barcelona, cuando un individuo pegó varias patadas, ante la mirada casi-pasiva de los viajeros, a una mujer trans. “El aumento de la transfobia y la homofobia en todo el mundo es extremadamente preocupante. Las leyes en Uganda, Rusia y el colapso de las protecciones en Estados Unidos, son muy inquietantes y dan mucho miedo” cuenta Tasha Tilberg, modelo de la comunidad. Y es que en Estados Unidos hay ciertos estados donde han prohibido el drag por suponer un peligro para la infancia. El futuro en el que todos íbamos a “salir mejores” y vivir en tolerancia pinta peor de lo que se esperaba.
La voz queer en la industria de la moda
“Creo que es importante que industrias con un público tan grande como la de la moda empleen a gays, lesbianas, bisexuales, intersexuales y queers por los talentos que tenemos y por lo que podemos aportar (como a cualquier otra persona heteronormativa) sin hacernos cumplir estereotipos insultantes para el colectivo ni usarnos como método para lavar su cara”, cuenta Luana, modelo. “También creo necesario que gente joven, niñxs pequeñxs que viven en entornos de mentalidad cerrada y niñxs que no saben que existe una libertad de expresión con su identidad o su sexo, puedan ver en redes, películas, revistas o pasarelas iconos LGTBIQ+ en los que sentir identificación”. La visibilización y normalización ha sido gran parte de la lucha del movimiento desde finales de los años 60, cuando el ostracismo, los prejuicios y el underground a veces elegido y a veces impuesto creaban una narrativa concreta del colectivo. Como esa narrativa la controlaban aquellas personas que estaban en el poder tanto religioso como institucional y moral, se pintaba una imagen muy negativa (de “peligrosidad social” o “vagos y maleantes”) del colectivo. Por eso, crear referentes es importante: “Es necesario para que esxs niñxs, en vez de a insultos o malas caras, se aferren a personas que admiran”, explica Luana.
No hay una experiencia única de una vivencia LGTBIQ+, hay muchísimas, y es innegable que la interseccionalidad también atraviesa la comunidad, siendo las personas racializadas y pobres las que más discriminación sufren. Rubi Carrillo cuenta que “falta mucha educación; a mí misma me han hecho misgender en el trabajo varias veces y han intentado hacer como si nada, sin ningún tipo de disculpa a continuación”, es decir, se han equivocado con su género y no le han dado importancia al hecho, cuando es algo grave. “Sé de modelos a las que han tratado de “it” (eso) en backstages de shows”. En un entorno a priori avanzado y de vanguardia como la moda, estas actitudes hacen cuestionar el verdadero andamiaje de valores que impera detrás de las firmas. Justo esto argumenta la modelo Taira: “hay que reflejar la ‘diversidad y la inclusión’ no sólo en el reparto de papeles, sino también (lo que es más importante) en quién dirige la industria”. Quién cuenta las historias, cómo las cuenta, desde qué perspectiva y en qué contexto, dónde está el poder y hacia dónde lo vehicula son cuestiones cruciales a tratar; aquellas batallas que aún quedan por ganar en el mundo que, cada vez más, parece virar hacia el patriarcado cis-heteronormativo en sus puestos de mando.
Simplemente, “SER”
Así es como celebrará Luana este Pride: simplemente, siendo. “Voy a celebrarlo amando a la mujer que amo, dándole la mano por la calle, besándola entre mil personas y haciendo público nuestro amor en redes como las parejas normativas han hecho toda la vida. Voy a celebrarlo simplemente “siendo”, orgullosa de ello, por mí y por aquellas que, por desgracia, nunca pudieron ser. Por aquellos que por desgracia aún no pueden.” Taira tampoco lo celebrará de manera especial, pero sí lo hará con conciencia: “Personalmente, no tengo previsto hacer nada especial. Vivo como siempre. Aunque tengo que admitir que el Mes del Orgullo se ha convertido en otra oportunidad para el capitalismo/slacktivismo, espero que su ambiente acogedor sea una gran oportunidad para que cualquiera que sienta exclusión en la sociedad reconozca que hay comunidad.” Unirse para poder reivindicar, ser vulnerables en comunidad, crear referentes y construir un futuro de igualdad; hay mucho Pride que celebrar.